La relación afectiva entre perros y humanos se remota a, al menos, 14.000 años

Los restos de una tumba descubierta cerca de Bonn (Alemania) por un grupo de trabajadores hace más de un siglo, concretamente en 1914, demuestra que el vínculo emocional entre perros y humanos existe desde hace, al menos, 14.000 años. Entre dichos restos, se encontraron los cuerpos de un hombre, una mujer y dos perros, uno de los cuales debió de sufrir durante mucho tiempo una enfermedad que intentaron tratar con los medios de los disponían en la era Paleolítica.

La enfermedad que pudo padecer dicho animal es el llamado virus del morbilli (moquillo canino) y lo pudo contraer cuando tenía alrededor de 3 o 4 meses, según indican las evidencias encontradas en los restos dentales por un científico de la Universidad de Leide Luc Janssens. Cabe indicar que, el examen, no puede determinar por completo la existencia del virus ya que el material genético ha perecido.

Dicha enfermedad, sin el pertinente tratamiento, suele acabar con la vida de un can en aproximadamente tres semanas. Sin embargo, el protagonista de esta historia, vivió alrededor de 27 o 28 semanas. En este tiempo, el animal pudo sufrir dos o tres períodos de enfermedad de una duración de entre 5 y 6 semanas cada uno, en los que la enfermedad se agravó.

Lo que demuestra que se le trató con cariño y esmero, es decir, manteniendo al animal caliente, limpio, bien alimentado y bien hidratado. Además, no fue encontrada ninguna evidencia de que el perro hubiera sido usado como herramienta de trabajo durante su enfermedad.

El trato descrito, sumado al hecho de que ambos animales fueron enterrados junto con los que parecen haber sido sus dueños, sugieren que la relación afectiva entre humanos y perros tiene, como mínimo, 14.000 años de antigüedad.